Children & Old

Vivir a-isla-do

lunes, 18 de octubre de 2010

Sin edad.


Caminaba por la calle cuando vi que en el suelo había un pañuelo caído. Era de color negro con un nombre de mujer grabado en el centro. Se leía CLARA.
Me la imaginé presumida y traviesa, perfecto para despertar sueños de lujuria. Guardado el pañuelo en el bolsillo de la chaqueta inicié un viaje al encuentro de su dueña, y sin transcurrir todavía unos minutos, una mano suave me acarició el hombro.
Sentí que el corazón se apretaba dentro de mi cuerpo, me di suavemente la vuelta y dirigiéndome a ella con respeto pregunte si era suyo aquel pañuelo. Su voz tenue contestó afirmativamente.
Ambos nos sonreímos y con una tierna caricia en su mano le devolví el pañuelo. Vi en sus ojos a una gran mujer, con sus 70 años de edad, debió de ser una joven preciosa.
Adiós la dije, y me aleje despacio pensando en aquel fugaz instante de amor.

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