Bajó las escaleras para llegar al solar abandonado donde dormía todas las noches. Se encontraba agotado, abatido de andar durante horas por las calles de su ciudad natal , seguramente en busca de su destino.
Sentado sobre una piedra comenzó a rayar el suelo polvoriento con el palo que llevaba en su mano, dibujando un sueño, buscando un camino. Pronto se dio cuenta que no tenía mucho tiempo para pensar, eso solo lo tenían permitido otras clases sociales, esas que programan su tiempo, utilizando el ocio como muro de aislamiento.
Asustado, echó a correr para esconderse de sus enemigos. Le buscaban para apresarlo y llevarlo junto al resto de sus vecinos que dormían amontonados en una cabaña del pueblo.
Después de llevar más de cinco horas metido en un agujero, salió cuando la noche ocultaba su cuerpo, y caminando despacio se alejó, dejando tras de sí los buenos recuerdos.
Hoy lleva un traje de 2.000 euros y trabaja en una gran empresa. Tiene una gran mujer y tres hijos estupendos.
Hoy es feliz, pero sige levantándose empapado de sudor, soñando que continua huyendo.
Quizás nunca pueda escapar de su pasado, quizás no pueda salir de aquel agujero.
Me provocó angustia. Quizás esa angustia consiste en haber pertenecido a las clases sociales "esas que programan su tiempo, utilizando el ocio como muro de aislamiento."
ResponderEliminarQuizás si hubiera permanecido en donde se encontraba no sufriera de angustia.
Saludos cordiales.